viernes, 13 de noviembre de 2009

A un hombre

Salvar este gran abismo del sexo

y luego, todo será sencillo.

Yo podré decirte que soy feliz

o desdichada,

que amo todavía

irrealizables cosas,

Tú me dirás tus secretos de hombre,

tu orfandad ante la vida,

tu miserable grandeza.

Seremos dos hermanos,

dos amigos, dos almas

que alientan por una misma causa.



Hace tiempo que dejé la coquetería

olvidada en el rincón oscuro

y polvoriento

de mi primera, balbuciente feminidad.

¡Ahora sólo quiero que me des la mano

con la fraternal melancolía

de todos los seres que padecen el mismo destino!

No afiles, porque soy mujer,

tu desdén o tu galantería,

no me des la limosna

de tu caballerosidad insalvable y amarga.



¡Quiero tu corazón, sin amor, pero amigo!

Ese corazón leal que repartes

entre los seres de tu mismo sexo.

¿No alcanzaremos nunca

la paz de nuestras vidas,

la amistad que hace alta el alma,

calurosa la soledad, alegre el mundo?

Como yo me desnudo

de mis naturales artificios,

desnúdate tú de tu complejidad,

¡Y sé mi amigo!

Mi novio

Mi compañero...